Los escarpados fiordos noruegos, de extraordinaria belleza, recortan en profundidad la dentada costa hacia el interior. Los glaciares serpentean desde campos de hielo que figuran entre los más grandes de Europa. El terreno montañoso del interior se asemeja a las murallas de una fortaleza natural y da lugar a islas rocosas que surgen de las aguas como apariciones. Y, por supuesto, está el atractivo primigenio, la sobria y abrumadora belleza del Ártico. Disfrutar de la naturaleza en Noruega es sinónimo de actividad. Es uno de los destinos de turismo de aventura más variados de Europa. Algunas actividades pueden ser solo para los más intrépidos, pero la mayoría, como el excursionismo, el ciclismo y el rafting en verano, y el esquí y las excursiones en trineo de perros y moto de nieve en invierno, son aptas para cualquiera.